La UE adopta el presupuesto más austero de su historia para los próximos siete años

Los dirigentes de la Unión Europea (UE) afinaban los últimos detalles del acuerdo sobre el presupuesto para los próximos siete años, marcado por la austeridad que impulsan los países más ricos del bloque, liderados por el Reino Unido y Alemania.

Los dirigentes de la Unión Europea (UE) adoptaron este viernes el nuevo presupuesto comunitario para los próximos siete años, marcado por la austeridad impuesta por Reino Unido y Alemania, que lograron reducirlo, por primera vez en la historia, con respecto al anterior.

"¡Acuerdo cerrado!", anunció el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, en un mensaje escrito en su cuenta Twitter que fue recibido con una sonora ovación en la sala de prensa tras más de 26 horas de maratonianas negociaciones.

"Valió la pena el esfuerzo", agregó la canciller alemana Angela Merkel, visiblemente satisfecha de haber logrado un consenso entre los 27 jefes de Estado y de gobierno en el segundo intento.

El acuerdo establece un techo de gasto de 960.000 millones de euros, un 3% menos que el presupuesto anterior (2007-2013), del que los países miembros tendrán que pagar 908.400 millones.

El nuevo presupuesto, marcado por los recortes que defendieron los países más ricos del bloque, prevé tijeretazos adicionales de 13.000 millones de euros en relación a su anterior proyecto rechazado en noviembre.

Los partidarios de compensar los planes de ajuste nacionales e impulsar el crecimiento y el empleo, como Francia, España e Italia, lograron por su parte aumentar en 1.250 millones la partida para la Política Agraria Común (CAP) prevista en el proyecto anterior.

Reino Unido encabezó el bloque de los que pedían más recortes aduciendo que la misma austeridad que se les exige a los gobiernos en tiempos de crisis se debe aplicar en el bloque.

Su primer ministro, David Cameron, uno de los ganadores de este pulso, expresó su satisfacción por haber logrado "un buen acuerdo para el contribuyente británico", y consideró que demuestra que es posible hacer reformas en la Unión Europea.

Hace dos semanas, sorprendió al mundo al anunciar, que en caso de que gane las próximas elecciones, convocará un referéndum para que los británicos decidan si quieren quedarse o irse de la UE.

Los británicos y los otros contribuyentes netos (Dinamarca, Suecia, Alemania, Austria, Holanda y Finlandia) libraron una dura batalla contra los amigos de la cohesión, liderados por Francia e Italia y en menor medida España que defendían los subsidios a la agricultura y los fondos para equilibrar el desarrollo del bloque.

Italia amenazó inicialmente con vetar cualquier acuerdo que no respetara sus líneas rojas, pero terminó por aceptar un consenso.

Van Rompuy hizo malabarismos para tratar de dejar a todos contentos y dar por un lado lo que se perdía de otro. "No es un presupuesto perfecto pero tiene algo para todo el mundo", declaró el presidente de la UE en la rueda de prensa posterior.

A pesar de los recortes, el Reino Unido mantuvo intacto el "cheque británico", la compensación que recibe de sus socios de la UE desde 1984 por no beneficiarse de la PAC.

España, por su parte, recibirá 1.000 millones de euros menos en ayudas para las regiones que en el plan de noviembre, en el que ya perdía unos 20.000 millones de euros con respecto al presupuesto anterior, pero mantendrá una nueva asignación de 500 millones de euros en el marco de la PAC.

También recibirá cerca de mil millones de una nueva partida para luchar contra el desempleo juvenil.

A pesar de ser la cuarta economía del bloque, España se ha ido satisfecha porque seguirá formando parte de los receptores netos (que reciben más de lo que aportan).

Según el borrador, los nuevos recortes se concentran en particular en infraestructura e innovación.

Sin embargo, los gastos de administración apenas sufrirán recortes de 1.000 millones de euros.

A grandes rasgos, Van Rompuy logró convencer a todos negociando sobre los compromisos de gasto, no del gasto real, que es lo que realmente tendrán luego que desembolsar los países de la UE.

Pero ahora este acuerdo tendrá que ser sancionado por el Parlamento Europeo (PE), que amenazó con no aprobarlo en el estado actual.

Van Rompuy instó al Parlamento a que "asuma sus responsabilidades". "El presupuesto europeo no es una operación contable. La vida, la supervivencia de las regiones, de grupos sociales enteros depende de ello", advirtió el presidente de la UE.