La OCDE reconoce fallos que permiten a las multinacionales pagar pocos impuestos

En plena controversia sobre los bajísimos impuestos que pagan multinacionales como Starbucks o Google, la OCDE reconoció este martes por primera vez la existencia de fallos en las normas fiscales internacionales y prometió un "plan de acción" para subsanarlos.

En plena controversia sobre los bajísimos impuestos que pagan multinacionales como Starbucks o Google, la OCDE reconoció este martes por primera vez la existencia de fallos en las normas fiscales internacionales y prometió un "plan de acción" para subsanarlos.

El diagnóstico del informe publicado este martes por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) es alarmante: "algunas multinacionales recurren a estrategias que les permiten pagar apenas un 5% de impuestos sobre los beneficios, cuando hay empresas más pequeñas que pagan hasta un 30%".

"Aunque sean técnicamente lícitas, estas estrategias minan la base impositiva de numerosos países y amenazan la estabilidad del sistema internacional", declaró el secretario general de la OCDE, Ángel Gurría.

"En una época en la que los poderes públicos y los ciudadanos tienen dificultades para cerrar sus cuentas, es esencial que todos los contribuyentes -particulares y empresas- paguen su parte justa de impuestos", añadió.

En los últimos meses corrieron ríos de tinta sobre algunos casos emblemáticos.

La red de cafés Starbucks y el distribuidor en línea Amazon fueron señalados, por las artimañas que les permiten pagar muy pocos impuestos en países en los que su actividad es boyante.

El ejemplo más flagrante es el de Google. Gracias a una serie de montajes financieros, la casi totalidad de los ingresos del motor de búsqueda, declarados en Irlanda tras un paso por Holanda, son transferidos a las islas Bermudas, un conocido paraíso fiscal.

El Gobierno británico no dudó en dar un golpe sobre la mesa. Otras capitales, como Berlín, París y Washington, ven inquietas cómo les pasan por encima ingresos fiscales nada desdeñables. A este propósito, se estima que 1,7 billones de dólares de beneficios realizados por empresas norteamericanas nunca son repatriados a Estados Unidos.

Alemania, el Reino Unido y Francia han pedido al Grupo de 20 principales economías industrializadas y emergentes (G20) que analicen el asunto.

La OCDE entregará su informe a los ministros de Finanzas del G20, que se reúnen el viernes y el sábado en Moscú y ha prometido un "plan de acción global" de aquí al verano.

La organización con sede en París espera aprovechar la ola de indignación para culminar "rápidamente" en unas nuevas reglas internacionales que permitan "volver inoperantes los esquemas agresivos de optimización fiscal", según el responsable de fiscalidad de la OCDE, Pascal Saint-Amans.

El problema, incide Mathilde Dupré, de la ONG francesa CCFD-Terre solidaire, es que la propia OCDE inspira a menudo esas normas fiscales.

Dupré se felicita no obstante del diagnóstico. "Por primera vez, la organización reconoce que hay fallos en sus normas", destaca.

Según la ONG, las 3.000 convenciones fiscales bilaterales cerradas por los Estados bajo presión de la OCDE son un obstáculo para la refundación del sistema, ya que habría que renegociarlas una a una.

Pascal Saint-Amans no descarta por ello recomendar al G20 una convención multilateral, para reemplazar los tratados existentes.