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El impago masivo de créditos, una bomba de relojería para la economía griega

La sede del Bnaco de Grecia, en Atenas, en una imagen del 13 de julio de 2014

En 2010, Dimitris Pikrodimitris suscribió un crédito inmobiliario. Ganaba 27.000 euros al año. Ahora gana apenas 6.500 y, al igual que muchos griegos, no puede pagar su hipoteca, un fenómeno que amenaza toda la economía del país.

"Me cuesta cubrir mis gastos corrientes. El préstamo llevo por lo menos dos años sin pagarlo", cuenta a la AFP este agente de seguros de 39 años.

El Banco de Grecia anunció hace poco que el volumen de créditos "de mal rendimiento", es decir, los que acumulan un retraso de pago de más de 90 días, representa 77.000 millones de euros.

El abogado Victor Tsiafutis apunta que el impago afecta al 30% de los préstamos inmobiliarios y a las empresas y el 50% de los créditos al consumo. "Es una bomba que va a explotar y abrir una brecha en el sistema bancario", porque "¿quién puede asumir un impago de 70.000 millones de euros?", se pregunta este abogado, que trabaja en un grupo de defensa del consumidor.

Según el Banco de Grecia, la situación se ha deteriorado ym a finales de marzo, el 33,5% de los créditos (inmobiliarios, a empresas o al consumo) eran de mala calidad, un poco más que el año anterior (32%). Lo que en parte explica los 600 millones de euros que los bancos griegos perdieron en el primer trimestre.

- "Un problema que se puede gestionar" -

Semejante volumen de créditos de dudoso cobro "debilita aún más la recuperación económica del país", donde el gobierno espera un crecimiento del 0,6% del PIB en 2014 después de seis años de recesión "y representa un riesgo importante para los bancos", incide Yorgos Pagulatos, profesor de política y economía europeas.

Para no golpear aún más a los propietarios, en un país muy apegado a la propiedad de la residencia principal, las autoridades han restringido los desahucios. Pero quedan 100.000 casos por resolver ante los tribunales.

Hace poco, el Banco de Grecia recomendó a los bancos reestructurar estos créditos, anulando una parte, alargando la duración o aceptando más garantías. Pero estas directrices no son más que recomendaciones, que los bancos aplicarán de aquí a diciembre, si así lo deciden.

Mientras tanto, Dimitris Pikrodimitris y otros en su situación siguen sufriendo. Para renegociar su crédito, por ejemplo, le han pedido 3.600 euros, más de la mitad de sus ingresos anuales. "Cuando firmé el crédito, tomé un riesgo, y el banco también. Pero yo voy a perder mi casa, mientras que el banco nunca perderá", dice Dimitris.

Tsiafutis acusa a los bancos de haber "manipulado" a los griegos antes de la crisis, incitando a "gente incapaz de entender lo que firmaba" a suscribir créditos en divisa extranjera. Unos 70.000 clientes, por ejemplo, contrajeron préstamos en francos suizos, una moneda que durante la crisis se ha apreciado mucho respecto al euro, por estar considerada un valor refugio. Así, el capital de un préstamo que inicialmente era de 100.000 euros ha pasado a 130.000 euros.

Además, los bancos aplican intereses de hasta el 20% a las tarjetas de crédito, y del 15% a los créditos al consumo, cuando la tasa de referencia del Banco Central Europeo está en un mínimo histórico, un 0,15%.

Los propios bancos, pese a todo, se muestran tranquilos. Michalis Sallas, presidente del Banco del Pireo, afirma que "se trata de un problema extremadamente serio, pero que se puede gestionar". Según él, "no hay amenaza ninguna para el sistema bancario" e insiste en el colchón financiero que supuso la recapitalización de los bancos griegos el año pasado gracias al Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea.