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Fracaso de la cumbre sobre el presupuesto de la UE

Los dirigentes europeos fracasaron este viernes en su objetivo de alcanzar un acuerdo sobre el presupuesto para 2014-2020, en una cumbre de dos días marcada por la intransigencia del Reino Unido, que exige recortes radicales, y por la determinación de muchos países, dispuestos a batallar por las ayudas.

"Un acuerdo es posible a comienzos de año", dijo el presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy. "Las negociaciones sobre el presupuesto "son difíciles y necesitan tiempo", añadió durante una conferencia de prensa al final de la cumbre entre los 27 jefes de Estado y de Gobierno.

El primer ministro británico, David Cameron, llegó a la reunión con la misma determinación con la que se fue: exigir drásticos recortes de un presupuesto que representa el 1% del Producto Interior Bruto (PIB) de la Unión Europea. "El acuerdo que estaba sobre la mesa no era algo que podía aceptar, así como tampoco fue del agrado de muchos países", señaló Cameron al final de la reunión.

El presidente de la Unión Europea, Herman Van Rompuy, presentó la noche del jueves una nueva propuesta de presupuesto para 2014-2020 tratando de recoger todas las exigencias y "líneas rojas" que le expusieron a lo largo del día los 27 mandatarios del bloque en reuniones bilaterales.

El nuevo plan, por un total de 972.000 millones de dólares, equivalente tan sólo al 1% del PIB de la UE, contiene prácticamente los mismos recortes globales de unos 80.000 euros que ya había planteado la semana pasada, aunque los reparte de manera distinta.

La diferencia es que recorta menos de lo previsto las partidas destinadas a la cohesión y a la Política Agraria Común (PAC). Sin embargo, según fuentes europeas, los británicos esperaban recortes adicionales de entre 40.000 y 50.000 millones de euros, elevando la suma global a 120.000 a 130.000 millones de euros.

Cameron no movió su postura ni un ápice. El premier británico tiene un mandato claro y ha amenazado con vetar el paquete presupuestario en caso de que sus exigencias no queden satisfechas. Además quiere mantener intacto el "cheque británico" vigente desde 1984, que compensa al Reino Unido por las subvenciones agrarias que reciben otros países de la UE.

Durante las negociaciones, quedó reflejada la brecha entre los contribuyentes netos (los países más ricos que más dinero ponen en el presupuesto común), que exigen recortes en tiempos de austeridad, y los países más afectados por la crisis, que no quieren renunciar a sus ayudas.

El asunto es tan sensible que provoca fisuras hasta en las instituciones europeas (Consejo Europeo, Comisión Europea y Parlamento Europeo). Tanto el Parlamento como la Comisión insisten en que la propuesta debe contemplar menos recortes y superar el billón de euros, si lo que se busca es reactivar el empleo y el crecimiento.

Pero el Consejo Europeo se alineó con los "amigos de gastar menos y mejor", liderados por Alemania, que quieren aún más recortes, aduciendo que la misma austeridad que se pide en las cuentas nacionales debe aplicarse en los gastos europeos.

Este grupo choca con los intereses de los "amigos de la cohesión", entre ellos España e Italia, que piden que se tenga en cuenta la situación de los países más afectados por la crisis.

España, que quería un presupuesto "razonable", sobre todo en cohesión y agricultura, se fue "razonablemente satisfecha" a pesar de la falta de acuerdo.

El país, hundido en la recesión y con un desempleo que afecta al 25% de su población activa, hizo frente común junto a Francia e Irlanda para defender la Política Agrícola Común (PAC), un sector clave para la economía de estos países. La idea es hacer un "frente compacto" para elevar en 6.000 millones más a la propuesta de Van Rompuy sobre la PAC.

Van Rompuy ofreció anoche a Rajoy un "sobre adicional" de 2.750 millones de euros en los fondos de cohesión para España. De esta cantidad, 1.550 millones irían destinadas a las regiones en transición, entre ellas Andalucía y Castilla-La Mancha. España sale con una posición mejor, dijo el jefe de Gobierno español, Mariano Rajoy. "Me voy razonablemente satisfecho no sólo por ver mejorada la posición de España, sino sobre todo por haber constatado un espíritu muy constructivo por parte de nuestros socios de la Unión Europea", agregó.